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TRIO, DOS CHICOS PARA UNA MILF

Mi Primer RELATO ERÓTICO basado en una experiéncia real

Noche del sábado, cuatro amigas de fiesta, muchas risas, queremos bailar y liarla un poco como siempre. El local perfecto donde solemos ir nos espera. No vamos a la caza, pero sabemos que allí todo es posible y ya lo hemos experimentado. Nunca sabemos como terminaremos después de una noche allí.

El local es pequeño para tanta gente, pero eso ya lo sabemos y es uno de sus encantos, como la variedad de personajes que acudimos ansiosos de una música fuera de lo comercial. Entramos en tropel y vamos hacia la pequeña pista que esta al fondo. Sólo llegar les veo a la derecha, dos chicos de unos veinticinco años, dos amigos que están tomando una birra y bailando. Uno es moreno, corpulento, alto y de ojos claros, de mi estilo. El otro un poco más bajo y esbelto, con el pelo casi rubio y piel muy blanca.

Una sonrisa se me escapa, porque la escena me recuerda a alguna película de vampiros, los dos visten de negro y bailan casi sensualmente. Por un momento pienso en si serán pareja…

 

Ellos también me observan, primero tímidamente, y cuando se dan cuenta de que tienen mi atención, las miradas se convierten en descaradas y provocadoras. Así que me acerco más y empiezo a bailar a su lado. Una de mis amigas viene hasta donde estoy y en cuanto se percata de la situación me sonríe señalando discretamente con la cabeza a los dos chicos.

Yo también me sonrío porque las dos sabemos que estoy en una fase en la que mi «target» en hombres no supera los 30 años.

Si, creo que ya soy una Milf a la que le gustan los chicos.

Pero esta vez son mucho más jóvenes y mi amiga me comenta al oído; ¡son dos pollitos! jajaja. Decido hablarles directamente y romper el hielo.

-Hola, ¿qué tal? ¿Cómo os llamáis?

Empezamos a hablar en la pista y les propongo ir a la barra, a la parte más alejada de la música para enterarme bien de sus respuestas a mis preguntas. Pedimos unas cervezas y me entero de que son dos amigos de 23 años que han salido a bailar y ligar. Ellos están encantados conmigo y cuando decido volver a la pista para bailar un tema que suena, ellos me siguen, justo a dos pasos de mi.

La escena, vista por una de mis amigas desde la pista, es un poco graciosa, ellos me siguen sin preguntar. La música suena y bailamos vacilándonos con gestos y miradas, el ambiente se caldea y me decido a besarles.

¿Pero a cuál escojo?, si sigo mis gustos e impulsos el elegido es el moreno más corpulento, alto y de ojos verdes, así que le beso en la boca y el me corresponde tímido. Nos separamos y el rubito está justo a nuestro lado mirándonos. Derepente voy hacia él y le beso en la boca. Se sorprende pero también me corresponde. Es entonces cuando pienso… ¿Porqué tengo que escoger a uno? No me lo he planteado nunca hacer un trio. ¿Porqué no me voy con los dos? Me emociono de pensarlo y vuelvo a sonreír con la visión.

Una serie de preguntas me vienen como es lógico. ¿Van a querer? ¿Cómo lo planteo? ¿Tendrán casa para ir?…Decido esperar para ver cómo fluyen las cosas y encontrar el momento para hacer la propuesta. Les digo que tengo sed y que voy a pedir a la barra, mi sorpresa es que me vuelven a seguir, dos pasos por detrás, mis pollitos… De vuelta a la pista, son mis acólitos entregados. Bailamos los tres, entre besos y sensuales achuchones, finalmente me decido a preguntarles.

-¿Tenéis piso?-

Sorprendentemente el moreno tenía un pisito muy modesto pero para él sólo.

Entonces lancé al aire un : -¿Nos vamos?- y el moreno contestó –¿Los tres?

Mi respuesta fue otra pregunta -¿Vosotros queréis?

Ellos se miraron, me miraron y asintieron. Realmente no sé si en algún momento de la noche ellos hablaron de la posibilidad de hacer un trío conmigo, o si cada uno por separado nos lo habíamos imaginado.

LLegamos al pisito y solo entrar los dos compitieron por besarme y desnudarme, lo cual me sorprendió, incluso pensé en que ya habían hecho un trio antes. Pasamos al sofá de tres plazas que estaba frente la tv y allí me tumbaron. Mientras el moreno me seguía besando los pechos arrodillado en el suelo a mi lado, el rubito por mis pies, me quitaba la falda, el tanga y empezaba a lamerme. De repente el moreno se incorporó y dijo;

-¿Ahora que hacemos?- me eché a reír y ellos también.
-¿Dónde está la cama? ¿Y el baño?-

pregunté y así agilicé el tema. Al entrar en la habitación cual fue mi sorpresa al ver que la cama era de matrimonio y ellos ya estaban en calzoncillos. Retomamos los besos para volver a calentar el ambiente y empecé a tocarlos por debajo de los slips. Sus pollas preparadas para la acción salieron con fuerza y los dos me empujaron hacia la cama. En medio de los dos, una polla en cada mano, caímos los tres con brazos y miembros mezclándose, en un afán de seguir con el placer que daba el encuentro.

De repente el moreno se echa encima de mi, apartando al rubito y rozando su polla con la de su amigo, gesto que desagrada tanto al rubio que se aparta de nosotros y se levanta de la cama.

-¡¡OHHHH!! ¿Pero que pasa?- pregunto sobresaltada por el gesto.
A lo que el rubito contesta: -No se porqué he querido ser tan «moderno» si soy un chico con gustos clásicos en la cama…
_ No es por vosotros, es por mi y porque amigo, ahora siempre que me llames por teléfono o piense en ti tendré la imagen de tu polla en la mente…

Y terminamos a lo clásico, lo que empezó como un trío, acabó como dos polvos, con dos chicos, uno después del otro… ni siquiera se volvieron a mirar… el rubito esperó en el salón su turno.

Aquí termina este relato erótico. Sólo comentar que me olvidé unos pendientes que me había regalado una amiga… por si alguno de ellos lee esto casualmente. 😀